Héroes cristianos de ayer y de hoy relata las emocionantes y conmovedoras historias de hombres y mujeres comunes cuya confianza en Dios realizó hazañas extraordinarias en su Reino y para su Gloria.



Mientras intentaba pensar con calma acerca de la fe, Richard se dio cuenta de que no quería tener nada que ver con el cristianismo, incluso aunque fuera verdad. Cuando imaginaba su vida como judío convertido a Cristo la perspectiva le dejaba horrorizado. Nadie en su sano juicio escogería seguir tal camino. Desde luego, Richard estaba seguro de que él no lo escogería.


Richard Wurmbrand, fundador de La voz de los mártires, fue en su juventud un ateo decidido a experimentar todos los placeres que el mundo puderia ofrecerle. Sin embargo, también lamentaba que Dios no existiera, y hubiera preferido que en alguna parte del universo latiera un corazón amoroso.


Cuando este joven rumano descubrió el amor de Cristo, dejó todo para servirlo con determinación, a pesar del alineamiento de su país con los nazis y el régimen comunista que subió al poder después de la guerra. Decidió respetar la dignidad humana de sus peores enemigos respondiendo al odio con amor. Tuvo que soportar años de prisión, y palizas por predicar el evangelio de la paz (1909-2001).

AMOR QUE VENCE, EL WURMBRAND - JANET BENGE

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Héroes cristianos de ayer y de hoy relata las emocionantes y conmovedoras historias de hombres y mujeres comunes cuya confianza en Dios realizó hazañas extraordinarias en su Reino y para su Gloria.



Mientras intentaba pensar con calma acerca de la fe, Richard se dio cuenta de que no quería tener nada que ver con el cristianismo, incluso aunque fuera verdad. Cuando imaginaba su vida como judío convertido a Cristo la perspectiva le dejaba horrorizado. Nadie en su sano juicio escogería seguir tal camino. Desde luego, Richard estaba seguro de que él no lo escogería.


Richard Wurmbrand, fundador de La voz de los mártires, fue en su juventud un ateo decidido a experimentar todos los placeres que el mundo puderia ofrecerle. Sin embargo, también lamentaba que Dios no existiera, y hubiera preferido que en alguna parte del universo latiera un corazón amoroso.


Cuando este joven rumano descubrió el amor de Cristo, dejó todo para servirlo con determinación, a pesar del alineamiento de su país con los nazis y el régimen comunista que subió al poder después de la guerra. Decidió respetar la dignidad humana de sus peores enemigos respondiendo al odio con amor. Tuvo que soportar años de prisión, y palizas por predicar el evangelio de la paz (1909-2001).

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